Antes, cuando las fotografías que tomaba el fotógrafo estaban en carretes y el costo de revelado era importante, y no había posibilidad de compartirlas fácilmente como ahora, no solían darse reclamaciones al fotógrafo que había documentado un evento.
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Fuente: http://www.flickr.com/photos/tnarik/3717666118/ Autor: http://www.flickr.com/photos/tnarik |
Con el cambio a digital esta situación ha variado enormemente, ya que se pueden tomar miles de imágenes a un coste irrelevante y luego compartirse indefinidamente, imprimirse y hacer todo tipo de uso de las mismas.
Esto sin duda también ha transformado el negocio de los fotógrafos, que ven como se les solicita la toma de imágenes pero se les deja fuera de la prestación de otros servicios como álbumes, etc. Es habitual que con estos fines los clientes piden al fotógrafo la entrega de todas las imágenes que ha tomado en la ceremonia, o de más imágenes de las necesarias para hacer el albúm impreso, generalmente porque ellos mismos quieren hacerse los recuerdos.
Esta discrepancia suele dar lugar a discusiones y problemas con las cantidades pactadas por el servicio, por lo tanto es recomendable firmar siempre un contrato por escrito, aunque su contenido mínimo se limite a detallar en qué consiste el encargo.
El contrato verbal es válido, pero siempre existirá el problema de cual era su contenido y lo que las partes querían realmente contratar.